Es más fácil expresar los sentimientos y pensamientos en un folio que lanzarlos al aire.

Volar

Quería volar. No era la primera vez que miraba el cielo y tenía ese tipo de pensamiento. Esas ansias de volar, de levantar los pies del suelo y dejar todo atrás. No sabía cuando esos sentimientos se habían comenzado a amontonar en su cabeza, pero ahora ya no había día que no pensara en ello. ¿Cómo sería? ¿Sería como cuando nadaba en la piscina del pueblo? La gente que en sus sueños vuela siempre dice que es como nadar en una masa de agua invisible, pero ¿de verdad es así? Seguramente no para los pájaros, ellos no parecen nadar en el aire. Justo como si estuviera respondiendo a su silenciosa pregunta una paloma cruzó el trozo de cielo que estaba mirando. Definitivamente no es como nadar, concluyó mientras seguía el vuelo del ave.  ¿Por qué no podían los humanos volar? Se supone que somos la raza superior, la más evolucionada, la reina del mundo. Excepto del aire. Todo lo que hay más allá del suelo está lejos de su alcance. Una persona puede aprender a nadar, a andar, pero ¿volar? No, eso no puede. Aunque se puedan subir a un avión, a un globo o a un ala delta, los seres humanos nunca podrán volar por si mismos. Y es esa dependencia lo que nos separa de la total libertad. Triste, pensó, muy triste. Con un suspiro se levantó y recogió el maletín de suelo. Por hoy se había terminado su momento de tranquilidad y sueños, de libertad parcial a través de la imaginación. Era el momento de retornar a aquella jaula conocida como vida laboral. 

11:05 a.m
17/01/2012

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